DOS MIRADAS Y MUCHAS PREGUNTAS
Una misma situación vista desde dos puntos de vista nos plantea una reflexión importante sobre nuestro lenguaje y pensamiento.
Si hiciéramos una encuesta sobre lo que es más común, más normal, lo habitual, nos daríamos cuenta de lo sesgado que está nuestro pensamiento y cómo nos dejamos llevar por generalidades, e incluso cómo nuestro lenguaje admite mejor un comportamiento que otro: “Eso lo hacen los hombres, ellas no”, “tienen miedo al compromiso”, “ellos van de flor en flor”, “ellos solo piensan en una cosa”. Y podríamos seguir con muchas frases que todos hemos escuchado y ya les hemos dado validez casi universal.
Pero si nos quedamos aquí y no planteamos nada más hacemos un flaco favor a hombres y mujeres. ¿Por qué una mujer actúa así?, ¿por despecho, porque a ella le han hecho lo mismo?, ¿lo ha visto en su entorno y copia esa forma de proceder?, ¿la maltrataron y abusaron de ella y ahora ella hace lo mismo? Y podríamos seguir preguntando.
¿Por qué un hombre actúa así?, ¿por qué es habitual que los hombres lo hagan así?, ¿será porque le trataron mal y ahora él hace lo mismo?, ¿será porque lo aprendió de su entorno?, ¿actúa de este modo porque es lo permitido y lo que está bien visto, aunque realmente no es lo que quiere? Y podríamos seguir preguntando.
El psicoanálisis nos previene tanto a los psicoanalistas como a los pacientes de dejarnos llevar por sesgos y generalidades y nos invita a preguntarnos y preguntar persona por persona qué es lo que lleva a cada uno de nosotros a comportarnos de un modo concreto, huyendo de esas certezas que tanto abundan en nuestro lenguaje y en nuestro pensamiento.
Fotógrafa: Pepa Be