La protección al consumo de drogas es el vínculo familiar
Noticia publicada por Loreto Flores Ruiz en http://impresa.lasegunda.com/
La psicóloga española Patricia Ros comenta la experiencia de Tarragona en la prevención aplicando el método de Islandia.
Una educación en valores, límites y vínculo emocional es preventiva en sí misma.
Mañana se realizará en Santiago el seminario “Niños y adolescentes libres de alcohol y drogas”, donde la psicóloga y psicoanalista española Patricia Ros, directora del Servicio de Prevención de las Adicciones del ayuntamiento de Tarragona, Cataluña, expondrá la experiencia de la ciudad en la aplicación del modelo de Islandia para prevenir y disminuir el consumo de sustancias tóxicas en jóvenes.
Islandia desarrolló el programa denominado “Juventud en Europa”, que comenzó a aplicar en 1998 y disminuyó el consumo de alcohol, cigarrillo y cannabis en adolescentes, de 42%, 23% y 17%, respectivamente, a menos del 5% en cada una de las categorías. En Chile, esas cifras están en 35,6% (alcohol), 6% (cigarrillo) y 34,2% (marihuana).
—¿Cómo es el modelo de Islandia?
—Se basa en un instrumento intelectual muy potente que es una encuesta sobre los hábitos y calidad de vida que tienen los adolescentes de 15 y 16 años. Es una encuesta con 70 preguntas, cada una con subpreguntas, lo cual nos da una radiografía de cómo y dónde viven, cómo se relacionan con sus padres, sus iguales, las escuelas, los profesores, qué tipo de tiempo libre realizan, qué tipo de sustancias consumen, qué malestares psicológicos sienten, se les pregunta de todo.
—¿Qué se hace con las respuestas profundas de los estudiantes?
—Hay factores de protección muy importantes que son el vínculo familiar, el control y monitorización parental, el uso del tiempo libre en conjunto con la familia; los que cumplen con estos factores son los que menos consumen. A partir de aquí tenemos las líneas de prevención a desarrollar. Como tenemos la información de cada instituto de secundaria y cada barrio, podremos ajustar en función de los resultados las medidas preventivas.
—Una vez que tenemos la radiografía, ¿se vuelve a los directores de escuela y a las familias?
—En octubre tenemos preparada una jornada donde irán todos los directores de las escuelas, las asociaciones de padres y madres, las asociaciones vecinales, el patronato municipal de deportes, la guardia urbana, el colegio de farmacéuticos, el colegio de pediatras y todos los agentes claves que actúan en cada barrio. En esa jornada también estarán los representantes del gobierno autonómico, del ayuntamiento y los que han hecho el estudio en profundidad de los datos, que es el departamento de Antropología Social de la Universitat Rovira i Virgili. Se les presentará el plan de trabajo, la estrategia que hemos pensado para el 2017-2018 y evaluación en 2019, eso significa que los vamos a llamar por barrios para que acudan a un foro consultivo teniendo cada uno su resultado personalizado, hacemos el diagnóstico, las propuestas de mejora y al cabo de dos años se vuelve a pasar la encuesta como documento de evaluación a los chicos de 15 y 16 años.
—¿Es muy caro implementar este modelo?
—Este sistema implica a toda la comunidad; no es fácil de implementar, es un proyecto a largo plazo, porque la prevención no se puede hacer con programas que duran 1 o 2 años. Se trata de ajustar lo que se tiene mucho mejor, desde luego que algo de recursos se necesita, pero no los que uno se puede imaginar. Hay que trabajar sobre el terreno, sobre lo que ya está, coordinarlo y estructurarlo mejor.
—¿Qué labor le asigna a la familia?
—El tema familiar es la base de todo, pero hemos entrado en el tema de las drogas con discursos como: “mis hijos estaban muy bien, pero cuando entraron a la adolescencia se juntaron con malas compañías que se drogaban y desde ahí mi hijo se drogó”. Eso es una expulsión de la responsabilidad y es no entender cuál es el papel preventivo de la familia y tratar a la droga como un agente que tiene identidad propia y que se acerca a los chicos y prende en ellos. Cuantas más horas de calidad se pasen con los chavales, cuando más actividades de ocio se realicen con ellos, cuanto más monitoreo, cuánto más conozcamos a los padres de los amigos, menor probabilidad de consumo de cualquier sustancia y cualquier conducta de riesgo. Una educación en valores, límites, habilidades, control parental y vínculo emocional es preventiva en sí misma.
—En el consumo específicamente de marihuana, ha contribuido la idea de que no es dañina, que no hace mal.
—Ha habido muchísima confusión con el tema de la cannabis en cuanto a sus efectos terapéuticos; los niños han entendido que no hace mal. Estamos intentando deshacer toda esa serie de mitos, que pasa también con el alcohol, donde hay baja percepción del riesgo. Deshacer los mitos de que lo natural no hace daño, que tiene efectos terapéuticos, en absoluto, tiene efectos muy nocivos.
—¿Qué opina del caso de Uruguay, donde la marihuana está legalizada?
—(silencio) Solamente le diré que el alcohol está legalizado y es la droga que más problemas está causando entre nuestros niños, adolescentes, y en los adultos también. Es la droga de mayor uso. No me parece que la legalización sea la solución.