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Manicura

// Grupo Mentoring

manicura

Mercedes coge la mano de Julia, la gira un poco y le sujeta el pulgar entre sus dedos.
-Este color es de bruja – dice – el rojo y el fucsia tienen más brillo, se vería la mano más bonita.
-Basta, mamá, no hace falta que insistas, a mí me gusta este azul.
Mercedes moja el pincel en el esmalte.
-¿Cuándo volverás?
-Te avisaré -responde Julia con la nariz contraída y el torso echado hacia atrás porque no soporta el olor de la laca- a partir del miércoles vuelvo a viajar durante unos días.
El pincel se abre como un abanico sobre la uña.
-Hace casi un mes que no vienes y no has viajado, que yo sepa -habla sin levantar la vista del pincel.
-Mamá, fuimos a la boda de Laia y a la fiesta de despedida. Ya lo sabías, y por cierto, te envié las fotos, ¿aun no las has
mirado? Nos lo pasamos súper bien – sonríe Julia – acabamos en la playa con los novios enterrados hasta el cuello.
-Por eso ibas vestida de esa manera, sin tacones.
-Mi vestido no necesitaba tacones. Soy lo suficientemente alta.
-No entiendo esta manía que tienes de ir con zapato plano, los tacones realzan el vestido y son más elegantes.
El azul petróleo resplandece sobre la uña, Mercedes lo mira por encima de las gafas un momento y sigue con el dedo corazón.
-Jorge me dijo que estaba guapísima y a la madre del novio le encantó mi vestido. Cada vez que nos cruzábamos me lo decía.
-¿Quiénes son los padres del novio? ¿los conocemos?
-No, no los conoces.
Mercedes coloca la mano de su hija sobre la toallita que tiene en la mesa. Repasa con atención las uñas pintadas mientras calienta el frasco frotándolo con las dos manos.
-Jorge iba muy guapo – le dice sin levantar los ojos del perímetro rectangular donde están dispuestas las uñas y los utensilios de la manicura – lástima de la corbata. ¿La compraste tú? Dame la otra mano.
-No, mamá, la corbata era de su padre. No tuvimos tiempo para ir a comprar una. En realidad, nos dimos cuenta demasiado tarde de que la necesitaba.
El dedo se ha manchado un poco de azul y Mercedes lo limpia con un bastoncillo empapado de acetona.
-Si me lo hubieras preguntado, tu padre tiene corbatas preciosas. Todas las compré yo, claro. Los hombres no saben.
También me fijé en que el nudo de la corbata, estaba perfectamente anudado ¿quién se lo hizo?
-Jorge sabe hacer muchas cosas, mamá. También el nudo de la corbata.
-Claro, qué remedio le queda.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Ayer compré un producto para secar rápido las uñas. A ver si eres capaz de hacerlas durar.
Mercedes ya se ha levantado y se aleja por el pasillo.
-Jorge, ¿crees que soy una inútil? Quiero decir en el día a día, no me refiero al trabajo, sino como mujer, no sé, como compañera.
-¿Qué mosca te ha picado?
-Creo que me voy a apuntar a clases de cocina, Laia y Nora dicen que es muy creativo.
-No sé de dónde sacarás el tiempo, además, quedamos en que lo haría yo, ¿no?
-También debería maquillarme un poco, ya no soy ninguna niña. Porque ¿tú crees que iba bien vestida, quiero decir adecuada, el día de la boda de Laia? Dijiste que el vestido me favorecía.
-Ah, entiendo, tu madre. No sé por qué le haces caso.
-Porque es mi madre. Y en algunas cosas tiene razón.
-Eso no le da ningún derecho a criticar. Eres adulta.
-Ella no critica, sugiere.
-Te pincha y nunca he entendido con qué objetivo.
-Ella quiere que sea perfecta, todas las madres lo quieren.
-Las madres lo que quieren es que su hija sea feliz.
-Bueno, una cosa incluye la otra, ¿no? Si eres feliz eres perfecta.
-¡Venga, Julia! No hagas trampa. La estás justificando.
-Mira, Jorge. Fíjate qué uñas me ha pintado: ¿verdad que han quedado preciosas?

Título: Manicura
Autora: Montse Freixas Rovira
Fotografía: Pepa Be

Nota importante
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